Los perversos matan.
Con el filo de su cuchillo
Cercenan la cabeza de la melancolía.
De su abandono gotean
La ira y el desprecio.
Se esconden de su miseria,
Exhiben su poderosa tristeza.
Aunque son ciegos,
Ven en los hombres
Y mujeres el placer de la agonía.
Los perversos hablan
De cosas que parecen importantes.
De sus manos manchadas de sangre
Escurren la música y la poesía.
Se les llega a ver en los bares
Tomando whiskey o ajenjo.
Con acento mezcalino
Hacen de su voz un grito.
Los perversos ríen en arcadas
Y hasta juegan con sus hijos.
Tan parecidos sus rostros
A los nuestros
Que es difícil pensar que tanta maldad
Tenga tan límpida fachada.
En su vientre
Nacen las sombras.
Expulsan ventosidades de odio
Y defecan triturados los huesos de un sueño vago.
Les gusta el futbol
Y los tacos de suadero.
Y lloran desamparados
La mujer que les abandona a impredecible paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario